La brujería ha existido desde tiempos remotos, alimentando historias, rituales y miedos colectivos en muchas culturas del mundo. Pero, ¿qué dice la ciencia moderna sobre este fenómeno tan cargado de misterio?

Desde el punto de vista científico, muchas experiencias relacionadas con la brujería pueden explicarse a través de fenómenos psicológicos como el efecto placebo, la sugestión o incluso alucinaciones provocadas por estados emocionales extremos. Cuando una persona cree firmemente en un ritual o hechizo, puede experimentar cambios reales en su cuerpo o estado de ánimo, no por efectos sobrenaturales, sino por el poder de su creencia. La neurociencia y la psicología han documentado cómo las expectativas pueden alterar la percepción, el dolor e incluso la recuperación.
Por otro lado, la antropología analiza la brujería como parte de los sistemas culturales. En diversas sociedades, los rituales mágicos cumplen funciones sociales importantes: cohesionan a la comunidad, imponen normas o permiten canalizar temores colectivos. Así, la ciencia no busca desacreditar a quienes creen en la brujería, sino entender su impacto psicológico, social y cultural. Es un fenómeno humano que, más allá de su veracidad mágica, revela mucho sobre nuestra mente, nuestras emociones y nuestras tradiciones.