fuente

En algún lugar distante, existió en un tiempo atrás una joven que se llamaba Tamara. Ella, en algún instante de su vida sintió llevar un gran peso que le amargaba el corazón; y todo producto del desamor y la traición. La profunda tristeza y el intenso dolor que llevaba por dentro, pronto se apoderaron de su alma, convirtiéndose en unos compañeros bastante indeseables. Gracias a ese infortunio, en su mente, nació una idea llena de pecado: poner fin a su sufrimiento.

En el silencio de su habitación, cuando el mundo dormía, Tamara con gran determinación dejo de luchar contra la angustia que la sofocaba, y tomó una decisión a la que no daría vuelta atrás, una que marcaría su destino: encontraría paz en la eternidad; al menos eso creyó, luego de tomarse el amargo brebaje.

Aunque sentía que se quemaba por dentro, se preparó con serenidad, rodeada de recuerdos y pensamientos, esperando en su habitación a que la oscuridad la abrazara; «pronto vendrá por mí el ángel de la muerte» pensaba.

Los minutos pasaron, y el tiempo pareció detenerse mientras ella permanecía sin lamentarse en medio de una espera pacífica, como si fuera una ofrenda silenciosa que el más allá pronto reclamaría.

Tamara, confiaba ciegamente en que el ángel de la muerte llegaría por ella, y la llevaría a un lugar donde encontraría la paz que tanto había anhelado en su desdichada vida. Poco a poco, su cuerpo comenzó a adormecerse y sus sentidos fueron desvaneciéndose, y cuando sus últimos alimentos estaban por escapar de su cuerpo, lo vio llegar.

El angel de la muerte tenía un rostro serio, mirada profunda y penetrante, cabello oscuro como la noche y unas alas tan negras como el ebano. Tamara no sintió miedo mientras lo observaba. Este ser sobrenatural se acercó a ella, mientras una densa niebla rodeaba su cuerpo, como si fuera un aura llena de oscuridad.

—¡No hay paz para aquellos que se han apresurado a su tiempo! —susurro el Angel de la muerte mientras la miraba fijamente a los ojos y la tomaba entre sus brazos.

Después de aquel abrazó, una sensación de frío intenso e insoportable se apoderó del cuerpo de Tamara, no fue plácido ni lleno de paz como ella había deseado. El miedo que antes no había sentido, inmediatamente se apoderó de su alma; todo estaba perdido, ya no había tiempo para el arrepentimiento.

—¡Es hora! —dijo el Angel de la muerte.

Tamara dejó escapar algunas lágrimas al saber que finalmente era el momento de irse de aquel lugar, y llena de miedo aceptó el final.

Sin embargo, repentinamente Tamara despertó en medio de la noche. Estaba acostada en su cama, y todo había sido un mal sueño, una pesadilla, aún tenía una segunda oportunidad. «Esa no es la forma en que podré encontrar tranquilidad» pensó, mientras su corazón se agitaba con fuerza dentro de su pecho.

---

Esta es mi participación en el concurso de arte y escritura #150, propuesto por la estimada @solperez, en atención a la invitación del amigo @ikwal.

En esta ocasión, nuestra amiga Solperez nos invito a crear a partir de las obras de un gran artista, como lo fue el artista plástico ruso Konstantín Makovski. Por acá dejo link del concurso, para aquellos que quieran unirse.

Invitó a @paholags, @thaizmaita y @pandora2010.

---