La escritura es el alma de la vida, porque a través de las letras, tenemos la oportunidad de expresar lo que el rostro o la viva voz, se niega a manifestar. Por ello, fomentar el hábito de la redacción, siempre será la oportunidad de vivir plenamente.

  Debido a lo anteriormente mencionado, nuestra amiga @solperez por medio de esta dinámica literaria, nos impulsa a disfrutar del mágico mundo de la grafía y, en lo personal me complace acudir a su llamado. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

Ana, ¡Estás embarazada!

  Es el anuncio que le da su médico de cabecera luego de leer los resultados del examen de sangre que se hizo en la mañana. Ante la primicia, ella queda como un témpano de hielo y, entre un silencioso asombro, procesa dicho anuncio, ya que convertirse en madre, no está en sus planes.

  Anonadada y muy molesta, Ana dice que ese embarazo tiene que ser interrumpido, porque bajo ningún concepto permitirá que su carrera se arruine, pero el doctor le manifiesta que es muy tarde para esa práctica, ya que está cerca de la semana N.°16 de gestación.

  Sin poder hacer más nada, Ana se resigna a continuar con el embarazo. Su carrera como actriz de cine quedó paralizada, porque no las películas que se estrenarían ese año, no tenían personajes para una mujer embarazada. El cursor que acentúa los días ha marcado su avance y, Ana se entera de que tendrá gemelas, pero, ella no duda en rechazarlas.

  Meses después, la depresión es notoria en Ana. Su rostro, ya no proyecta la sonrisa tan resplandeciente que solía tener y, el mal humor la ha alejado de sus familiares. Su esposo quiere ayudarla a salir de ese estado emocional, pero ella lo rechaza asegurándole que:

Arruinaste mi carrera en el mejor momento

  Las gemelas nacen y, Ana no quiere tener contacto con ellas. Un par de días después de tener a sus pequeñas, decide marcharse de la casa dejando una carta dirigida a su esposo donde le expresa que las niñas, solamente lo tienen a él y, le pide que jamás les hable de ella, porque no quiere que tengan contacto.

  Las lágrimas inundan los ojos de Fernando mientras lee la carta que le han dejado. Al finalizar la lectura, respira profundo, limpia sus mojadas mejillas y, con valentía, asume la paternidad. La inclemencia del tiempo sigue dejando sus huellas y, han transcurrido 23 años desde que Ana decidió marcharse, decidida a recuperar su carrera y, brillar con los reflectores.

  Es de noche y, Fernando está llegando a casa después de una exhausta faena laboral. Las gemelas esperan a su padre para compartirle un acontecimiento inesperado y, sus facciones evidencian desconcierto. Al notar esos gestos tan extraños en ellas, les pregunta qué sucede y, dicen:

Llamó una mujer que asegura ser nuestra madre y nos quiere ver

  El asombro de Fernando fue tan grande que, su piel morena se tiñó de blanco y tuvo que salir al jardín de la casa para recuperar el oxígeno que perdió ante esta noticia. Estando más calmado, Fernando le cuenta a sus hijas quién es Ana y, cuando ellas le revelan que está en la fase terminal de tisis, él les pide que acepten ir a verla.

  Después de todas las revelaciones, ellas deciden viajar a España, nación donde radica Ana. Mientras esperan la hora del vuelo, las gemelas la llaman para avisarle que en las próximas horas estarán con ella y, Ana les dice que se den prisa.

¡Snif, snif!

  Escuchan las gemelas cuando llegan a la casa de Ana y, al identificarse como sus hijas, una mujer les dice que hace cinco minutos, Ana dio el último respiro. Pasmadas por la noticia, quedan enmudecidas y su pareja, al oír que habían llegado, sale de la habitación donde ella yace y, les entrega una carta de su parte.

  Las gemelas salen de la casa para leer el contenido y, los sonidos sollozos se escuchan varios minutos después. Con el corazón partido, ellas piden ver a Ana en su lecho de muerte y, cuando están junto a ella, le dicen al unísono:

¡Perdón por llegar tarde para perdonarte!

¡Muchas gracias por leer mi publicación!