_{Antoine Watteau, en un retrato al pastel realizado por Rosalba Carriera (1.721) / F}
Antonio Webone era un famoso artista plástico del siglo XVIII, tanto por sus vibrantes lienzos como por su vida amorosa. Cada pincelada trazaba la intensidad de sus fugaces romances, representando el beso robado captado en cada óleo, un secreto inmortalizado en los colores arremolinados de su arte.

Su trayectoria surcaba el continente europeo como un cupido estelar que rompía corazones a su paso, dejando testimonio de su cautivador encanto y singular indiferencia. Era una estrella fugaz que reflejaba en sus lienzos un torbellino de seducción y egocentrismo, una leyenda susurrada en cada galería y cada cortejo engalanada de sus musas.

_{La canción de amor (1.717). Autor: Antoine Watteau / F}
Sus obras hablaban de él, un hombre viviendo intensamente al límite, buscando incesantemente a su próxima musa. Era un maestro de las serenatas de amor con las que engalanaba y hacia suspirar los corazones de las damas en cada conquista.

Un día Bertha apareció en el camino de Antonio, un virtuoso del desamor. Ella transmitía con su mirada una mansa e inquebrantable fuerza que Antonio no pudía resistir. Había logrado captar al hombre tras su encanto superficial, sus serenatas y mucho más allá de sus lienzos, había alcanzado su alma.

Bertha con su belleza cautivadora había demostrado su espíritu independiente que la distinguía de las demás. Antonio había sucumbido a un encanto mayor que el suyo, preso de un sentimiento tan profundo e irrenunciable que sacudía todo su ser. Juntos habían decidido contraer nupcias, un evento que sacudía a sus más fervientes admiradores, marcando el final de su nómada existencia.

_{El paso en falso (1.716-1.718). Autor: Antoine Watteau / F}
La calma del matrimonio fue efímera, los rumores iniciaron sutilmente y luego se transformaron en rugidos, debido a los viejos hábitos de los cuales Antonio Webone no se podía desprender, dando el paso en falso. Su infidelidad había grabado nuevas líneas de expresión sobre el habitual y radiante rostro de Bertha, las traiciones le infligieron un inmenso dolor que generó su venganza.

Una venganza que tomó forma en la apariencia envejecida y desconsolada de Antonio Webone que contrastaba con el hombre que una vez fue el famoso conquistador que dio mucho de qué hablar.

Actualmente, los rumores cuentan que le han crecido unos cuernos tan largos y caídos que pueden colgar las luces y bambalinas de un arbolito de Navidad.

Por eso cuando lo ven pasar, el pueblo susurra...

¡Allí viene el arbolito de Navidad!

• Las imágenes fueron presentadas con canva.com
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